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Durante los últimos años, las barras de sonido se han convertido en una apuesta segura. Las nuevas tecnologías para representar la escena sonora han facultado que los modelos más punteros sean capaces de reproducir audio de forma cuidadosa y realista. Además, son una alternativa inteligente a los aparatosos (y costosos) home cinemas de antaño. En definitiva, las barras cumplen con el objetivo de sacar el mejor sonido del televisor sin comprometer la cartera.

Pero no todas las barras de sonido son iguales. ¿Podemos esperar lo mismo de una de 150€ que de un modelo de 1000€? Ni hablar. Te contamos cómo acertar y qué especificaciones vigilar para encontrar el modelo adaptado a tus necesidades.

Gama de entrada versus gama alta

A simple vista es muy difícil diferenciar una barra de sonido de gama alta de una que no la es. Por fuera solo vemos un rectángulo negro o gris, sin siquiera una referencia de los vatios totales. Si tuviéramos que trasladar esta cuestión a un televisor, la respuesta sería mucho más sencilla: solo hace falta echar un ojo, el resultado habla por sí mismo.

Pero en una barra de sonido debemos profundizar en tres aspectos del interior: compatibilidad, conexiones y rendimiento. Tres apartados conectados entre sí.

La compatibilidad hace referencia a la cantidad de estándares y protocolos soportados por la barra de sonido, pudiendo reproducir contenido a 24 bits y 192KHz desde HDMI, con programas para optimizar el rendimiento de graves, con decodificadores como DTS:X,  DTS Digital Surround y Dolby Digital o la posibilidad de controlar la barra mediante una aplicación nativa de la marca. La gama de entrada apenas repara en estas compatibilidades mientras que la gama alta lo incorporada de forma nativa.

En cuanto a conectividad, dar con la mejor barra de sonido pasa por buscar una que apueste por conectividad WiFi, Bluetooth, entrada óptica digital, coaxial y RCA analógicas, o incluso salida de auriculares. Algunas de estas barras suman un Chromecast integrado para ofrecer reproducción en streaming, además de compatibilidad con los asistentes de Google, el Alexa de Amazon o la Siri de Apple. Las barras de perfil superior suman dos o más HDMI e incorporan entradas USB para facilitar la reproducción de audio desde bibliotecas de medios.

Y en cuanto al rendimiento, ya se sabe que la potencia sin control no sirve de mucho. Más vatios no son el aval ni la garantía de un mejor sonido. La clave reside en cómo se gestiona esta potencia ahorrando espacio y sacando todo el jugo a cada vatio.

Ahorrando tiempo, espacio… y dinero

De un tiempo a esta parte, las barras de sonido han pasado de ser el patito feo de la industria audiovisual a convertirse en férreos competidores contra los mejores home cinemas y sistemas surround del mercado. Ya no hace falta un equipo de seis o siete altavoces para sacarle el máximo partido a una gran producción cinematográfica. Una buena barra con Dolby Atmos reproduce cada timbre y cada canal con claridad y sin enturbiar el rango dinámico de los demás canales.

Un home cinema implica, en la mayoría de las ocasiones, varias horas de instalación. Tras elegir dónde colocar los cables —siempre afectando de forma más o menos invasiva a la habitación donde se instalará— tendrás que realizar algunas pruebas de sonido para saber si esa instalación es la correcta o no.

Mientras tanto, una barra de sonido requiere apenas cinco minutos de tu tiempo para sacarle rentabilidad máxima. Y si además cuenta con tecnologías de amplio rango como Ray·Danz, las mejoras en audio están garantizadas.

¿Qué es Ray·Danz?

Ray·Danz es una tecnología patentada que se fundamenta en la superficie reflectante creada por los laterales inclinados de cada lado de la barra, logrando que el sonido rebote y multiplique su presencia sin que unas frecuencias enturbien a otras. Ante una película demasiado ruidosa es habitual toparse con diálogos de personajes apenas audibles. Esta tecnología corrige estos artefactos.

Así bien, se hace uso de altavoces laterales que, girados en distintas direcciones, logran un sonido verdaderamente envolvente, lo que redunda además en un sonido más claro, sin reverberaciones, cuando escuchamos diálogos de series o noticieros. Porque de nada sirve que el equipo dé un gran apoyo a los graves de las explosiones pero no cuide la escena central, donde las voces de los actores copan gran parte del espacio audible.

Por ejemplo, la barra de sonido TCL 9 Series RAY-DANZ cuenta con un sistema 3.1 que se apoya en dos controladores laterales que orientan el sonido a un reflector acústico a cada lado de la barra. De esta forma se consigue emular un tercer altavoz frontal, ampliando el espacio sonoro de manera innovadora, consiguiendo un virtual efecto surround sin necesidad de cablear toda la habitación.

La potencia de salida es de 240 vatios a los que debemos sumar otros 300 vatios de un compacto subwoofer inalámbrico de 6,5 pulgadas incluido en el equipo —540 W de potencia total—, de manera que no se necesita un gran espacio para la instalación, apenas una superficie a los pies del televisor. Una barra de sonido ideal para televisores de 55 pulgadas o más, como la económica serie EP658X1 o, subiendo el listón, las serie C71 y C81 de los nuevos televisores TCL.

Este altavoz es compatible con Bluetooth 4.2 y cuenta con dos tomas HDMI, una de ellas ARC, para un procesamiento del sonido sin filtros, además del puerto USB para poder reproducir contenido de cualquier fuente compatible, una inolvidable entrada de cable óptico y una toma jack de 3,5 milímetros, para cualquier dispositivo antiguo que no cuente con conectividad WiFi, por ejemplo.

Compatibilidad con Dolby Atmos

Todas las entradas están integradas en el chasis trasero y su reconocido diseño, premiado con el iF DESIGN AWARD, tampoco deja atrás la total compatibilidad con Dolby Atmos, uno de los estándares de audio más avanzados del mercado y una revolución en términos tecnológicos.

¿Por qué es así? Es sencillo. Esta tecnología ofrece sonido envolvente real, no emulado, y lo consigue de forma coherente gracias a que los objetos han sido posicionados en un lugar concreto dentro del espectro sonoro. Los sonidos no están codificados a través de canales, sino que cada objeto cuenta con su lugar concreto, de manera que algunos objetos sonarán más altos o bajos, más lejanos o cercanos, dependiendo de dónde han sido situados. 

Esta tecnología de posicionamiento de 360° garantiza dos cosas. La primera es obvia: conserva al máximo la integridad de la fuente original, emulando y respetando el tipo de sonoridad. La segunda viene condicionada por la primera: la precisión tímbrica desemboca en una mayor inmersión. Si estás escuchando una cascada desde todos los ángulos sentirás que el agua te arropa y casi te salpica.

La barra de sonido TCL 9 Series RAY-DANZ es una opción muy cercana y económica —399€ euros— para lograr un sonido de cine sin esfuerzo ni complicaciones en la instalación. Su control a distancia cuenta incluso con un modo para activar surround vertical al vuelo, sus 540 W son potencia más que suficiente para cualquier hogar y poder reproducir cualquier contenido compatible con Dolby Atmos es la perfecta garantía para saber que todo el cine y series rodadas en la actualidad podrá ser reproducido con todo lujo de detalles.