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Cuando la industria del videojuego dio comienzo no existía una escisión entre monitor y televisor. Los videojuegos se reproducían en en panel encastrado dentro del propio sistema. OXO podría ser un buen ejemplo. Después llegarían las primeras consolas domésticas para instalar en el salón, de la mano de Ralph Baer. Fue entonces cuando se produjo la ruptura: juegos que aprovechaban las limitaciones del televisor y juegos que ampliaban convenciones gracias a monitores dedicados.

La incorporación de nuevos desarrollos permite que los televisores estén a la altura de proporcionar una experiencia inmersiva a la hora de jugar. ¿Y cuáles son las características que debería cumplir un televisor para jugar?

Merece la pena detenerse en las capacidades de dos televisores como el TCL Serie C71 y el C81. El indiscutible líder en el mercado estadounidense cuenta con una amplia flota de televisores donde destacan estos dos por una sencilla razón: son capaces de sacar el máximo provecho a cualquiera de nuestros videojuegos. ¿Las razones? Su compatibilidad con tecnologías como ALLM, Dolby Atmos, HDR 10+ y estándares como HDMI 2.1. Tecnologías fundamentales para capitalizar al máximo las bondades de nuestras consolas.

HDR y el verdadero color


Cuando las siglas HDR (Alto Rango Dinámico) aparecieron en mitad de una batalla por el asentamiento del 4K, muchos usuarios no entendimos su verdadera importancia. Porque HDR es mucho más que picos de brillo, es el paso hacia adelante para entender el color tal y como lo vemos con nuestros propios ojos.

El salto al HDR supone un salto a un perfil de color distinto, a un gamut más amplio, de Rec.709 a Rec.2020. Esto se traduce en algo tan salvaje como pasar de mostrar 256 sombras por cada color (RGB, los tres primarios) a 1.024 sombras de cada color. El resultado son más gradaciones posibles, más colores para representar la imagen.

A esto hay que sumar los metadatos dinámicos, aquellos que analizan cada escena y la representan de la forma más fidedigna posible. A diferencia de los metadatos estáticos, los dinámicos indican cómo debe gestionarse la luminosidad y el color de cada escena. El televisor requiere de un procesador superior, pero a cambio las imágenes muestran una intensidad y profundidad muy superior.

Por esta razón existen varios estándares HDR, con Dolby Vision y HDR10+ a la cabeza, porque estos últimos recurren a unos algoritmos más avanzados.

HDMI 2.1

Con cada nuevo estándar se establecen unas nuevas reglas de juego. A priori, HDMI 2.1 es solo un dígito extra en el actual y más asentado 2.0, pero tras de sí esconde un elemento diferencial, un incremento en el ancho de banda que se traduce en espacio extra para resoluciones más altas tanto en audio como en vídeo, o tasas de refresco superiores. No en vano, HDMI 2.1 es el único capaz de reproducir contenidos en 8K real, no reescalado.

O lo que es lo mismo, HDMI 2.1 es compatible con 4K a 50/60 Hertzios, 4K a 100/120 Hz, 5K a 50/60 Hz, 5K a 100/120 Hz, 8K a 50/60 Hz, 8K a 100/120 Hz, 10K a 50/60 Hz y 10K a 100/120 Hz. Sí, has leído bien, HDMI 2.1 es compatible con hasta 10K, así de alucinante es la oportunidad que brinda, pero también con tasas de refresco superiores a los clásicos 60 Hz, pudiendo hasta doblar la cifra.

Y dos siglas: VRR…

Por otro lado, estas cifras no son todo lo que alberga el nuevo protocolo de HDMI 2.1. Porque la clave reside en la VRR (Variable Refresh Rate). Los jugadores de PC ya conocerán la técnica de refresco adaptativa, bien a través del FreeSync de AMD como el G Sync de Nvidia. ¿Y en qué consiste? En poder jugar con fluidez en cualquier tipo de escena.

El refresco adaptativo, como su nombre indica, trabaja para sincronizar las imágenes del emisor con el receptor. Si nuestra consola arroja una cutscene a 60fps y después pasamos a jugar a 30fps, esta tecnología garantiza la robustez necesaria en ambas escenas, sin bajadas agresivas que pueden acabar transmitiendonos cierta sensación de mareo o fatiga ocular.

Tengamos en cuenta que no todos los juegos ni gráficas renderizan a la misma frecuencia. Estos saltos producen cuellos de botella y la falta de sincronía entre la información que sale de la consola y la que representa el televisor genera tearing, una molesta fragmentación de imágenes. Con VRR evitamos este problema por completo.

… Y ALLM


Por último, el ALLM (Auto Low Latency Mode) presenta otra mejora exclusiva que se traduce en una reducción en la latencia, una tarea que realiza el sistema de forma automática.

La mayoría de “modos juego” se resumen en reducir o comprometer la resolución a cambio de ofrecer una menor latencia de entrada. Es decir, el tiempo que tarda el televisor en reflejar nuestras acciones, en ver representado el movimiento desde que pulsamos X o Y. Pero esta solución es un camino a medias.

ALLM analiza la cantidad de datos transmitidos y mejora este imput lag sin comprometer el rendimiento general. Lo que, a efectos prácticos, garantiza una experiencia gaming superior, algo que además veremos explotado cuando PlayStation 5 y Xbox Series X saquen todo el partido a los nuevos sistemas de vibración háptica. Si tu TV ya cuenta con ALLM estará preparada para sacar el máximo jugo a PS5 y Xbox Series X, así de simple.

Y la nube, no lo olvidemos

El futuro pasa inevitablemente por imponer cambios en el formato y estilo de juego. Solo hay que fijarse en los movimientos de Google Stadia o Nvidia GeForce Now —sin olvidar PS Now o el XCloud de Microsoft— para saber que el streaming va a jugar un papel decisivo en el horizonte del gaming. Para sacar el máximo provecho a estos servicios no solo necesitamos una buena conexión a Internet, también un TV compatible con 4K y Dolby Atmos.

Y ante un sistema sin formato físico, jugando únicamente con nuestra conexión a internet, la pregunta a formular es obvia: ¿qué televisor me permitirá sacar el máximo partido a este nuevo modelo?

Por esto mismo citábamos al comienzo los TCL Serie C71 y el C81, por su apuesta nada convencional por los 100Hz como estándar y compatibilidad con hasta 12 bits en todas sus entradas HDMI, sin olvidar la conexión Ethernet (LAN RJ-45), WiFi ac/n/g, Bluetooth, DLNA 1.5, y demás protocolos que garantizan un streaming estable y un rendimiento infalible. Si los videojuegos evolucionan en cuestión gráfica, los televisores deben hacerlo a la par.

Imágenes: TCL