Buscamos nuestro número de asiento, nos acomodamos y al poco rato aparece un o una agradable asistente con una caja llena de auriculares. La mitad son reciclados, suenan a lata (cuando suenan), el cable tiene protuberancias y el envase se reduce a una cápsula de plástico.
Un souvenir de agradecer cuando uno hace un viaje en avión o en tren, pero poco práctico si se quiere disfrutar de la música o que nos escuchen cuando hacemos una llamada con el teléfono móvil. Con un coste de 50 céntimos de euro no podemos esperar mucho más.
¿Cable, wireless o true wireless? ¿Activo o pasivo? ¿Cuánta autonomía tienen? ¿Qué tipo de controles? ¿Drivers? ¿Con aislamiento de ruido? ¿Para escuchar música HiFi o con refuerzo en graves? ¿Son aptos para hacer deporte en el gimnasio o por la calle? ¿Se utilizarán para coger llamadas en el trabajo o de camino? ¿Son adecuados para jugar con videojuegos sin moverse de la silla, o en un portátil con audio inalámbrico? El mundo de los auriculares marea un poco. Por una razón: existe un modelo para cada tipo de usuario.
Algunos valores técnicos
En el momento de elegir unos auriculares es importante tener en cuenta el tipo de uso que vayamos a darles. Cualquier auricular es el resultado de la suma de una serie de características técnicas. Y conocerlas nos ayudará a entender el tipo de sonido que escucharemos.
Uno de los valores fundamentales reside en la impedancia o tolerancia dinámica, medida en ohmios (Ω). Este valor nos dice la resistencia que ofrece el transductor al paso de la electricidad. Si la resistencia es muy alta sentiremos que al auricular le falta potencia; si es al contrario, es fácil que nuestro auricular distorsione. Los valores habituales van de 16 a 60 ohm.
Este valor va en consonancia con la potencia medida en decibelios (dB) y nos indica la sensibilidad del transductor. Para explicarlo de forma sencilla: establece un baremo de mínimos y máximos de volumen. La ecuación entre sensibilidad e impedancia nos dará los valores de audición.
Aún quedan un par de factores: el ancho de banda (medido en hercios) hace referencia al rango de frecuencias que cubrirá el auricular. Idealmente, un auricular debe cubrir todo el rango audible del ser humano y un poco más, tanto por abajo, en las frecuencias graves; como por arriba, en las agudas. Casi cualquier modelo abarca de 20Hz a 20KHz, aunque algunos apuestan por otra frecuencia: de 10Hz a 15KHz.
¿Y qué es el transductor? Es la parte del altavoz responsable de transformar la señal eléctrica en sonido, es decir, se encarga de decodificar la información e interpretarla. Delante de este habrá uno o varios drivers o diafragmas, dependiendo de si se utiliza el mismo para todas las frecuencias o hay uno dedicado a las graves y otro a las agudas. El tamaño del diafragma define también el tamaño del auricular.
Por último, otros valores a tener en cuenta están relacionados con la calidad de la comunicación —si son inalámbricos, con cable, si se conectan con WiFi, Bluetooth, por el tipo de códec usado, etc.—, que veremos esto más adelante.
El diseño es importante
Dependiendo de su construcción, el auricular también será de un tipo u otro. Y es un dato muy importante para saber qué modelo nos gusta, con qué nos apetece combinarlo y qué es más cómodo para nosotros —en caso de usar gafas, por ejemplo—. Así, los circumaurales con los que cubren la oreja por fuera; mientras que los supraaurales son aquellos que van sobre la oreja, más pequeños y ligeros.
Por último, los intraaurales son los que se colocan dentro de la oreja. Dentro de esta categoría hay que diferenciar entre los que cubren parte del pabellón, de forma superficial; y los de tipo botón, que se insertan dentro del canal auditivo. Y aún quedaría anexar los auriculares de conducción ósea: se acomodan en la parte delantera de la oreja, propagan las vibraciones por el cráneo y llegan hasta el oído interno, que se encarga de interpretar estas señales.
Atendiendo a estas características, se habla de auriculares de diadema —casi todos supraaurales y circumaurales—, plegables o no, de nuca, de clip o con banda elástica —casi siempre deportivos— y otras tipologías relacionadas con el diseño. Si se necesita un auricular para hacer y coger llamadas es imprescindible que tenga un buen micro, con cancelación de ruido y control táctil.
Cada género es un mundo
En el momento de elegir un modelo hay que plantearse las situaciones en las que lo vamos a utilizar: ¿cómo escuchamos el audio? ¿Se filtra ruido del exterior o, por lo contrario, aíslan por completo? La clasificación en este caso es más sencilla. Abiertos son aquellos donde se escucha el exterior, mientras que los semiabiertos aíslan un poco pero dejan “respirar” a través de unas ranuras, y ayudan a enriquecer los armónicos gracias a estas filtraciones, lo que les hace idóneos, por ejemplo, para la música clásica.
Los cerrados, por su parte, son aquellos que generan un aislamiento total y los Noise Cancelling, con cancelación de ruido activa o pasiva. La activa utiliza un software que analiza la intensidad del ruido y modula la presión sonora para optimizar el aislamiento; la pasiva se limita a aislar el ruido mediante la construcción de unas buenas almohadillas que presionen y eviten el paso de ruido desde el exterior.
Algunos de estos sistemas van un paso más allá silenciando el ruido del exterior mediante filtros de frecuencias. Estos últimos son geniales para practicar deporte en interiores —en exteriores hay que estar pendiente del bullicio del tráfico, por ejemplo—.
Una familia bien avenida
Las diferentes tipologías también están relacionadas con los estilos de uso. Los auriculares todoterreno suelen ser baratos y sencillos y rara vez aíslan por completo. Los deportivos han nacido para utilizarlos durante la realización de alguna actividad física, y suelen contar con tolerancia a sudor y lluvia avalada con certificados de Grado IP. Los urbanos son más resistentes y algunos cuentan con estación de carga inalámbrica. Por último, los auriculares HiFi están pensados para los oídos más exigentes, y sus calidades de construcción viran del plástico a la madera.
Los fabricantes suelen cubrir cada género con una familia distinta de auriculares. Por ejemplo, los SOCL de TCL son pequeños, de precio ajustado, para jóvenes, coloridos y desenfadados. Esta familia va del SOCL100 al SOCL400, con comunicación Bluetooth 5, batería de hasta 6 horas de duración, speakers de 5,8mm y cuatro colores a elegir: blue ocean, sunset violet, sunrise orange y phantom black. En esta gama, el modelo SOCL400BT destaca por su neckband o cinta trasera.
Por su parte, la familia MTRO está enfocada en sonido y estilo, simplificando uso y apostando por cualquier escenario, con foco en los bajos potentes y el sonido urbano. La Serie MTRO 100, por ejemplo, es compatible con Bluetooth 5, alberga una batería con una autonomía de hasta 18 horas y cómodos drivers de 8,6mm.
La línea ACTV es quizá la más deportiva, orientada al fitness y que resulten cómodos mientras nos movemos, están diseñados con gancho para evitar que se caigan de la oreja. ACTV100, por ejemplo, destaca por su conexión Bluetooth 5, batería de hasta 12 horas, drivers de 8,6mm, grado de protección IPX4 y carga rápida. Ahí es nada.
Por último, la familia ELIT destaca por calidad, diseño y los últimos estándares tecnológicos. Sus audífonos pueden reproducir audio a 16 bits/44.1kHz. El modelo más completo, los auriculares ELIT400 con driversde 40mm, cuenta con cancelación activa de ruido, batería de 22 horas de duración, control de llamadas mediante botón y conexión Bluetooth 4.2.
¿Qué sistema de comunicación prefieres?
Con los nuevos protocolos de compresión y las mejoras en DAC’s, ancho de banda y conexión, lo más normal es usar un auricular inalámbrico. Pero siempre conviene estar al tanto de las distinta opciones.
Como decíamos, por un lado tendríamos los auriculares cableados, donde se puede elegir entre cable trenzado con fibra, retráctil, tipo plano Flexi-Grip y cumpliendo ciertas especificaciones técnicas, como los OFC (Oxygen Free Copper, cable libre de oxígeno)
Los auriculares wireless, por su parte, cuentan con algunas conexiones bien para cargar mediante USB o bien para operar de forma híbrida, ya sea con cable mini-jack 3,5’’ o cable desmontable mini-DMX. También hay modelos que disponen de una estación de carga (dock) o de controles con botones o mediante un pad táctil. Si el auricular es compatible con asistentes de voz (Alexa, Google, Siri) entonces se denominan true wireless. El emparejamiento también puede llevarse a cabo mediante distintos protocolos, como Bluetooth o WiFi.
La calidad de la conexión define también la calidad de audio, ya que se utilizarán distintos algoritmos de compresión. Los códec aptX y LDAC son los más comunes —con excepciones propias de cada fabricante, como S-Master HX o ClearAudio +— y los formatos AAC, MP3 y OGG los más usados en transferencia de audio. Las compatibilidades con audio HD o distintos tipos de ecualización son un añadido muy agradecido.
Distintas tecnologías para distintos usuarios
Como demuestran los distintos modelos de TCL, con cuatro tipologías bien diferenciadas, no todas las tecnologías son idóneas para cualquier auricular.
Los SOCL apelan al entorno social, no anulan el ruido y encajan con cualquier vestimenta y escenario de uso. En cuanto a los MTRO, con un estilo urbano y un diseño muy cuidado, aíslan del bullicio del metro o del tráfico. Mientras, los ACTV empujan a los músculos a la actividad deportiva más anaeróbica y los ELIT son la élite del sonido con cancelación de ruido activa y conexión inalámbrica.
Una élite que no deja de evolucionar. El futuro apunta hacia la generación del audio omnidireccional, o audio por objetos. Es decir, la tecnología nos sigue, reconoce en la posición donde estamos y transmite unos niveles de reverberación y volumen en consecuencia.
En cualquier caso, la clave final reside en el uso que vayamos a dar. Si nuestros auriculares serán un complemento para el trabajo, idealmente deberían aguantar la jornada laboral y contar con una autonomía mínima de 8 horas. Si la música es nuestra prioridad total, deberíamos apostar por unos HiFi y utilizar cable siempre que podamos. Y si necesitamos salir a correr y en mitad de la ruta arranca a llover, ya sabes: cascos con grado de protección IP contra lluvia y polvo. El resto está en tus manos.
Imágenes | TCL